En Francia, el presidente Macrón está valorando regular la “asistencia sexual” para personas con discapacidad como servicio público. Este hecho ha avivado en las últimas semanas al discurso del lobby proxeneta en España. Con una facilidad pasmosa, la “asistencia sexual” se ha abierto camino en programas televisivos de máxima audiencia y en varios medios de prensa. En todos los casos el tratamiento del tema ha sido parcial: solo se ha dado la palabra a quienes defienden la prostitución y se ha producido la imagen errónea de que todo el movimiento de personas con discapacidad es favorable a la regulación de la misma.

Nosotras somos la Unidad Progresista de Apoyo a la Discapacidad y la Dependencia, una asociación integrada por personas con discapacidad. Somos feministas y consideramos que la prostitución es una institución patriarcal. Nos oponemos al intento de blanquearla instrumentalizando a nuestro colectivo.

No creemos en la inocencia de este súbito interés social por nuestras “necesidades”. En nuestro país las personas con discapacidad encontramos obstáculos para acceder a la educación y a la sanidad, chocamos con barreras arquitectónicas constantemente, nuestras pensiones son irrisorias y nuestro derecho a los cuidados no está garantizado, sufrimos ataques, fobia y discriminación, las mujeres con discapacidad sufrimos violencia de género y agresiones sexuales en mayor proporción que el resto de las mujeres. Si se consultan las estadísticas del Ine, podrán apreciarse las dificultades para acceder a un empleo, la brecha salarial y el techo de cristal de nuestro colectivo. Cualquier circunstancia penosa en la que pueda caerse a causa de la marginación social, afecta especialmente a las personas con discapacidad: por ejemplo, la prostitución.

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