El profesor de Derecho Procesal, abogado de familia durante 20 años y especialista en mediación Emiliano Carretero asegura que «no sabemos divorciarnos» y está convencido de que, aunque ningún divorcio es bueno, «sí es posible que sea responsable», sobre todo cuando la pareja tiene hijos menores.

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Carretero ha participado este fin de semana en A Coruña en unas jornadas sobre Derecho de Familia con expertos de toda España, entre ellos abogados, fiscales y jueces, ante los que ha abordado los planes de parentalidad como nuevas herramientas en mediación familiar. Este experto, que actualmente se dedica a la docencia, sostiene en una entrevista con Efe que, aunque en principio suene paradójico, estos planes de parentalidad son un buen comienzo para una ruptura.

Carretero explica que en España, «a causa de nuestra cultura y tradición de confrontación, la gente está acostumbrada a delegar la resolución de sus problemas en terceros, primero en un abogado y luego en un juez que va a definir en última instancia cómo tiene que ser su relación».

«Me parece poco responsable», afirma este especialista en mediación, que dice tener muy claro que las soluciones que se obtienen en un tribunal no son las mejores «porque la resolución de un tercero, por muy señor juez que sea, no es lo más óptimo ya que no conoce nada de la vida y de las circunstancias personales de esa persona». De ahí que lleve años predicando que lo ideal es que sean los propios implicados en el conflicto quienes asuman esa responsabilidad «y gestionen la forma en la que van a desarrollar sus relaciones en el futuro».

El plan de parentalidad y la mediación, de los que es un firme defensor, buscan precisamente que, a partir del momento de la ruptura, sean los propios progenitores quienes asuman la responsabilidad tanto de la relación que van a tener con sus hijos como de la que van a mantener entre ellos.

Estas herramientas, continúa, llevan años utilizándose en países como Estados Unidos y Canadáy también en Europa pero de manera todavía muy tímida. La parentalidad implica cuestiones fundamentales que afectan al interés de los niños, como asumir la guarda y custodia de los menores, el régimen de estancias y comunicaciones del progenitor o cómo intercambiar toda la información relevante para sus hijos.

Nadie mejor que los implicados

En definitiva, se trata de que sean los propios padres quienes definan la hoja de ruta que van a seguir desde la separación o el divorcio «partiendo de un ejercicio de introspección en el que analicen su propia vida y sus circunstancias personales».

Pero no se trata de un camino que, tal y como matiza Carretero, las personas que se enfrentan a una ruptura vayan a tener que realizar en solitario, sino que además de «estar asesoradas jurídicamente por sus respectivos abogados», en el proceso de negociación para la consecución de esos acuerdos «van a contar con la ayuda de un mediador».

«Nadie mejor que los propios implicados en un problema para saber cómo tienen que resolverlo y gestionarlo, sobre todo si estamos hablando de temas de familia», abunda. Así, aboga por un «cambio de mentalidad en la sociedad, en los operadores jurídicos empezando por los abogados y finalizando por los jueces».

Este profesor echa en falta «una apuesta institucional clara y significativa por incrementar los mecanismos alternativos a la solución de conflictos» y, en este sentido, cree que es clave dar ese primer paso que ahora mismo está sobre la mesa, que es «la obligatoriedad de asistir al menos a una sesión informativa de mediación».

Fuente: ABC

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