La mediación “busca que los ciudadanos no recurran al juez o alcalde cuando tienen un problema y fomenta que sean lo suficientemente flexibles para reconocer las razones del otro y que participen activamente en la búsqueda de soluciones” (Puntes y Munné, 2005, p. 9).
Por este motivo no interesa introducir la cultura de la mediación, porque supone una pérdida de poder. Si los ciudadanos resuelven los problemas entre ellos, ¿para qué estamos nosotros?